LA ESPERANZA DE LOS SIGLOS

19/09/2025

Día 1| Semana de oración «Rumbo a las estrellas»

La segunda venida de Cristo en la proclamación de la iglesia

En todo el mundo, acontecimientos sin precedentes nos recuerdan que el planeta está cambiando rápidamente. Las catástrofes naturales y las provocadas por el ser humano son cada vez más frecuentes y contundentes. La situación política en muchos países se está volviendo casi imposible de resolver. La moral social y cultural se está desmoronando. La economía mundial camina sobre un borde delgado como el papel, lista para caer en el caos. Los movimientos ecuménicos están creando situaciones comprometedoras. Siempre tenemos que mostrarnos amigables y alentar a otros cristianos y religiones, pero debemos tener mucho cuidado de no alinearnos con grupos ecuménicos u otros grupos que se esforzarán por neutralizar las creencias bíblicas distintivas que los adventistas del séptimo día apreciamos.

A medida que vemos que los acontecimientos históricos se suceden rápidamente a nuestro alrededor, sabemos que apuntan al evento más increíble y transformador de todos los tiempos: ¡la segunda venida de Cristo! Esta es la culminación de todas las esperanzas de los creyentes a lo largo de los milenios.

Al describir aquel glorioso acontecimiento, el profeta Isaías lo hizo así: «Se dirá en aquel día: “¡He aquí, este es nuestro Dios! Le hemos esperado, y nos salvará. ¡Este es Jehová, a quien hemos esperado! Nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación”» (Isa. 25:9). Y en Salmos 50:3 leemos: «Vendrá nuestro Dios y no callará; fuego consumirá delante de él y tempestad poderosa lo rodeará».

Mientras estaba en la tierra, Jesús aseguró a sus discípulos: «Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis» (Juan 14:2, 3). Repite esa promesa con urgencia en Apocalipsis 22: «¡Vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro» (vers. 7); «¡Vengo pronto!, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra» (vers. 12); y «Ciertamente vengo en breve» (vers. 20).

¿QUÉ SIGNIFICA «PRONTO»?

Y, sin embargo, ¿qué significa «pronto»? Desde nuestro punto de vista humano, especialmente en el mundo actual de Instagram, cualquier cosa que no sea instantánea es lenta.

Los adventistas hemos estado predicando la segunda venida de Cristo durante más de ciento sesenta años, lo que para algunos puede parecer una eternidad. Descorazonados, algunos han perdido su sentido de urgencia en la segunda venida de Cristo, cuando esta debería impregnar todos los aspectos de la vida adventista.

Esto, sin embargo, no debería sorprendernos. Leemos en 2 Pedro 3:3, 4: «En los últimos días vendrán burladores, andando según sus propias pasiones y diciendo: “¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación”».

Pedro señala que esos burladores «ignoran voluntariamente» que Dios creó los cielos y la tierra, y que hubo un diluvio universal. Luego advierte que un día, todo será destruido por el fuego.

El pasaje continúa, dando una importante instrucción y aliento a los que creen: «Amados, no ignoréis que, para el Señor, un día es como mil años y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (vers. 8, 9).

El pasaje nos insta a que, puesto que la tierra y todas las cosas que hay en ella serán destruidas, consideremos qué clase de personas debemos ser «en santa y piadosa manera de vivir […]. Por eso, amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprochables, en paz» (vers. 11, 14).

UN IMPORTANTE LLAMADO

¡Qué llamado se nos hace a permanecer cerca del Señor y permitirle que nos guíe mientras aguardamos con ansias su venida!

El libro de Hebreos nos alienta diciéndonos: «No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una gran recompensa, pues os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. “Porque aún un poco y el que
ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; pero si retrocede, no agradará a mi alma”. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma» (Heb. 10:35-39).

La Palabra de Dios nos está hablando. No permita que le quiten la esperanza en la pronta venida de Cristo. ¡Él viene pronto!

PROCLAMEMOS EL MENSAJE

El deterioro actual de las condiciones mundiales debería despertarnos a la urgente necesidad de estar preparados y de proclamar los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14 en anticipación del pronto regreso de Cristo.

Algunos pueden decir que esos mensajes son políticamente incorrectos y que no es aconsejable predicarlos; sin embargo,
los mensajes de los tres ángeles son los mensajes más importantes que se nos han encomendado para que los compartamos.
Son nuestra teología y misión y la razón de la maravillosa iglesia remanente de Dios.

En el tomo 9 de Testimonios para la iglesia leemos: «En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación a un mundo que perece […]. Una obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con esta y nada debe desviar nuestra atención de ella».*

Estos poderosos mensajes del tiempo del fin, descritos en Apocalipsis 14:6 al 12, se dividen en tres partes. El Espíritu de Profecía nos dice que los dos primeros mensajes fueron dados por los primeros creyentes adventistas. El tercer mensaje se sumará a los otros dos para ser dado justo antes del regreso de Jesús. La combinación de estos tres mensajes será el llamado final de Dios a este mundo para que se prepare para el encuentro con Jesús.

Ese es el emocionante futuro para el cual Dios nos está facultando y equipando: ¡Para terminar la gran obra de Dios al proclamar esos poderosos mensajes! Solo confiando plenamente en Cristo y en el poder del Espíritu Santo podremos lograrlo. De manera individual, Dios nos está preparando para algo muy inusual que está próximo a suceder: el derramamiento de la lluvia tardía del Espíritu Santo. Y cuando recibamos ese don especial, Dios obrará por nuestro medio de una manera poderosa para que alcancemos a todo el mundo con su mensaje de los últimos días. Y entonces llegará el fin.

APOYÉMONOS EN EL SEÑOR

¡Jesús viene pronto! Necesitamos apoyarnos plenamente en su gracia y su justicia. Tenemos que ser fieles al llamado misional que Dios tiene para nosotros. Leemos en 2 Pedro 3:10 al 13: «Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche. Entonces los cielos pasarán con gran estruendo [y] los elementos ardiendo serán deshechos […]. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!
Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia».

Usted, como adventista del séptimo día, ¿está buscando fielmente esos nuevos cielos y tierra nueva? ¿Se mantiene firme en la verdad bíblica y en la gran proclamación de los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14? ¿Es su fidelidad a Dios conocida por todos los que entran en contacto con usted? ¿Está convencido de que Dios tiene un plan especial para su iglesia remanente? No afirmamos ser más especiales que los demás. Todos necesitamos la gracia salvadora y la misericordia del Señor. Pero, como adventistas del séptimo día, somos llamados por Dios a compartir su mensaje de los últimos tiempos y a defender la verdad, aunque se desplomen los cielos. Él nos llama a ser sus testigos fieles en un mundo secular, materialista y posmoderno.

MIENTRAS ESPERAMOS

Un día no muy lejano, veremos, en el cielo oriental, una pequeña nube oscura de aproximadamente la mitad del tamaño del puño de un hombre. Se hará más y más grande y brillante: todo el cielo se derramará para ese clímax de la historia de este mundo. Todos lo verán al mismo tiempo mediante un milagro del cielo. Y allí, sentado en medio de millones de ángeles, estará aquel que hemos estado esperando: ¡No el humilde Cordero quebrantado, no el Sumo Sacerdote, sino el Rey de reyes y Señor de señores, Jesucristo nuestro Redentor! Miraremos hacia arriba y diremos: «¡Este es Jehová, a quien hemos esperado!» (Isa. 25:9). Cristo mirará hacia abajo y dirá: «Bien, buen siervo y fiel […]. Entra en el gozo de tu señor» (Mat. 25:23). Entonces nos levantaremos para encontrarnos con el Señor en el aire e iremos a vivir con él para siempre.

Dios ha prometido darnos su poder para terminar la obra. Derramará la lluvia tardía sobre su pueblo para que proclame los mensajes de los tres ángeles y terminemos su obra como una iglesia unida. Dediquemos nuestras vidas, energías, talentos, recursos y tiempo a terminar la obra de Dios para que podamos ganar a todos los que sea posible, todo mediante su poder.
Entonces, iremos al hogar.

Ted N. C. Wilson

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